Psicología sin estigma surge en julio de 2020 (sí, en medio de la pandemia de COVID-19) como un proyecto de promoción y reivindicación de la salud mental.
Pero esto ¿qué quiere decir?
PROMOCIÓN
Aportar herramientas a las personas, desde el ámbito de la psicología, para su autoconocimiento y autocuidado, a través de la terapia psicológica basada en la evidencia y de talleres grupales donde no solo tener la oportunidad de obtener conocimiento, sino de construirlo, compartiendo opiniones, experiencias, ideas, iniciativas, etc. Todas y todos tenemos algo que aportar. Psicología sin estigma pretende servir de herramienta para tejer redes que nos sostengan. Algunas de esas redes han de construirse hacia adentro, con uno/a mismo/a, y otras hacia afuera, con nuestros/as iguales.
REIVINDICACIÓN
Hace referencia a la divulgación de los distintos niveles en los que se puede intervenir con el fin de crear una sociedad más libre de sufrimiento (psicológico, emocional, social) y con mayores posibilidades para sentir bienestar y serenidad. Esto significa que tenemos que desaprender ciertos estereotipos y creencias que hemos ido interiorizando sobre distintos temas, de manera que nuestra forma de relacionarnos con las demás personas y de estar en el mundo suponga el menor daño hacia las distintas realidades que nos atraviesan.
Es normal tener que afrontar distintas frustraciones y malestares a lo largo de la vida, pero la alta prevalencia de problemas de salud mental en la población (ansiedad, depresión…) nos da una pista de que aún son necesarios cambios en muchos aspectos de nuestro entorno y cultura que promueven las desigualdades y la discriminación y que son fuente social de malestar. Por ejemplo: el sexismo, el racismo, la LGBTIQfobia, el capacitismo, la pobreza, el maltrato animal, la destrucción medioambiental… son problemas sociales en los que todos y todas tenemos una responsabilidad y en los que podemos decidir deconstruirnos y unirnos para construir algo mejor.
¿De dónde viene el nombre Psicología sin estigma?
Es una forma de visibilizar el estigma que viene asociado a las personas que consideramos que tienen trastornos mentales, problemas de salud mental, psicológicos, o como lo queramos llamar (lo que está claro es que existen personas con funcionamientos más alejados de la «norma» o con un sufrimiento muy limitante). El estigma implica una serie de valoraciones negativas hacia las personas que lo sufren, a menudo basadas en mitos y estereotipos y que dan lugar a comportamientos negativos hacia ellas que afectan a la autoestima y calidad de vida de quienes padecen sufrimiento psíquico o se alejan de la normalidad.
En resumen, no hay nada de lo que avergonzarse por no sentirnos bien o necesitar apoyo psicológico.
Ni necesitarlo supone un fracaso personal.
Por el contrario, darse cuenta de las propias necesidades y hacer algo al respecto es el primer paso para construir la vida que queremos.